El aborto siempre ha sido un tema de encono entre
conservadores y liberales, y sé que difícilmente se pondrán de acuerdo. Sin
embargo es muy notorio leer entre líneas, siempre que hay noticias al respecto,
que las personas más preocupadas por el tema son los mismos conservadores,
seguramente porque son quienes más recurren al acto de abortar. Pensemos que en
el contexto social conservador, las personas son más renuentes a hablar de
temas sexuales por considerarlos tabú, están en contra (aunque sólo sea de
palabras para afuera) de usar anticonceptivos y están más obligados a mostrar
una imagen personal y/o familiar “congruente”
con los valores tradicionalistas que dicen seguir “al pie de la letra”, aún cuando
esto esté lejos de ser verídico. Creo que se puede entender que en este
contexto, las personas tomarían decisiones sexuales contradictorias o desesperadas y quizá ocurrir más frecuentemente en un embarazo no deseado, que es la situación que precede al aborto. Ellos también son más proclives a tener una doble moral que
frecuentemente es asaltada por la culpa o la ansiedad de grupo. Como el
contexto social conservador frecuentemente está ligado por antonomasia a la
religión, ésta explota dichos sentimientos haciendo su esfuerzo por querer
imponer su supuesta superioridad moral (y por lo tanto legitimidad de credo) a todos los
individuos de la sociedad.
Por todo lo anterior, yo por eso no soy
partidario de atender a una sola perspectiva para resolver el tema, sino
respetar a todos los puntos de vista y dejar en la ley abierta la posibilidad
de que quienes deseen abortar lo hagan; y no por eso se está obligando a nadie a
realizarlo, mientras que prohibiéndolo en la ley sí se obliga a otros a
realizarlo de una manera insegura y peligrosa. Pensemos lo que pensemos, y
digamos lo que digamos, el hecho es que en este momento se están llevando a
cabo abortos clandestinos que ponen en peligro la vida de mujeres que piensan
que es su derecho realizarlo. Afirmar que no tienen ese derecho es entrar en
una peligrosa curva hacia el totalitarismo conservador. También se que es una
cuestión difícil establecer en qué momento comienza la vida humana, pero aunque
no podamos establecer un *momento de inicio*, si podemos saber en qué momento
la actividad pluricelular embrionaria aún se encuentra en un estadío lejano a
lo que conocemos como vida humana. Es un momento de la concepción en que
retirar al embrión es equiparable a rascarse la nariz o arrojar el esperma a la
regadera, puesto que en esos dos casos también se elimina vida pluricelular
expedida de nuestro cuerpo.
Sea como sea, hay mucho que decir sobre el tema. Las leyes deben ser abiertas a las opiniones de todos los ciudadanos y no ser sólo un instrumento para imponer una visión absoluta de la moral.
Sea como sea, hay mucho que decir sobre el tema. Las leyes deben ser abiertas a las opiniones de todos los ciudadanos y no ser sólo un instrumento para imponer una visión absoluta de la moral.
